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Después de declararse insolvente a finales de julio, Selina Hospitality fue adquirida por Collective Hospitality. El proceso de adquisición de activos, que comenzó el mes pasado bajo la supervisión de fideicomisarios designados, permitirá a Collective hacerse con 100 hostales en 22 países.
Aunque no se han revelado detalles públicos sobre la transacción, el futuro de los activos de Selina sigue siendo incierto. La historia de Selina se ha convertido en un caso de estudio sobre los peligros de la rápida escalabilidad, evidenciando cómo la falta de equilibrio entre el crecimiento y la estabilidad operativa puede llevar a un modelo de negocio al borde del colapso.
Selina anunció su OPI en el 2022 y a partir de ese momento todo se complicó
Hace apenas dos años Selina logró popularidad y una valoración de alrededor de 1.200 millones de dólares con un aumento del 400%, en el precio de sus acciones.
Selina enfrentó un par de años difíciles desde su OPI en octubre de 2022 (IPO Initial Public Offering por sus siglas en inglés); desde entonces reportó su desempeño financiero sólo una vez. Cuando esto sucede es mal visto por los inversores y una señal de inestabilidad, por lo cual el precio de sus acciones cayó más del 99% en un período corto de tiempo
El modelo de negocio de Selina, consistía en alquilar espacios hoteleros, rediseñarlos en colaboración con empresas locales y abrirlos en tiempo récord. En 2018 y 2019, la inauguró 24 propiedades nuevas por año, 17 sitios en 2020, 20 en 2021 y 18 en 2022. Durante los cinco últimos años Selina abrió en promedio un nuevo hotel cada 17 días
Hasta julio de 2024, Selina no logró publicar sus informes financieros, lo que le generó amenazas de exclusión de la bolsa por parte de Nasdaq como consecuencia de no cumplir con los requisitos establecidos.
Osprey firmó un acuerdo con Selina en diciembre de 2023 que lo convirtió en el nuevo propietario mayoritario; esto generó un ingreso pero al mismo tiempo la adquisición de más deuda. Este último año, Selina realizó varios ajustes y trató de crear alianzas estratégicas para continuar operando, sin embargo no fue suficiente.
El pasado mes de julio, el consejo de administración de Selina anunció que la empresa no tenía ninguna posibilidad de evitar la insolvencia, y su negocio se transfirió a fideicomisarios que subastaron sus activos.
Las señales que nadie pudo ignorar en el modelo de negocio de Selina
Desde su fundación en 2014, Selina dió señales de inestabilidad por un lado ejecutaban un plan de expansión ambicioso que incluyó aperturas de nuevas sedes en tiempo récord. Por otro lado, buscaban la inversión necesaria para continuar con un crecimiento exponencial.
Cada una de esas decisiones le generaron pérdidas año tras año con un 2020 marcado por 139 millones menos, seguido de 186 millones en 2021, en 2022 perdió 198 millones de dólares.
A pesar de que en el 2023 logró frenar las pérdidas en un 50% con sólo 46 millones de dólares, el daño ya estaba hecho. A partir de entonces y a la fecha, Selina inició el plan de reducción de presupuesto al detener aperturas, cerrar hoteles y despedir a más de 350 colaboradores en todo el mundo.
El desplome del precio de las acciones reflejó la falta de confianza de los inversores en el modelo de negocio de Selina, que consistía en alquilar espacios hoteleros con bajo rendimiento, rediseñarlos en colaboración con socios locales y abrirlos rápidamente para atender la tendencia de los «nómadas digitales».
Lo que Selina nunca entendió es que los nómadas digitales buscan no pagar por hospedaje e invertir lo menos posible para viajar incluso, optan por un intercambio de “trabajo por hospedaje y alimento”. Incluso aunque Selina tenía un programa atractivo