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Después de años de promesas pospuestas y una creciente presión por parte de inversionistas, Elon Musk finalmente pone en marcha el primer ensayo público de robotaxi Tesla en Austin, Texas. La iniciativa, que arranca con apenas 10 o 12 vehículos autónomos, podría marcar el inicio de un nuevo capítulo para la marca tras un año marcado por boicots, caída en ventas y una fuerte pérdida de capital en bolsa.
Sin embargo, la industria observa con escepticismo, dados los antecedentes de Musk en cuanto a promesas futuristas que no se materializan en los plazos anunciados.
Tesla lanza su prueba de robotaxis en Austin en medio de controversias y presión del mercado
Tras años de retrasos y promesas incumplidas, Elon Musk finalmente da el primer paso hacia su ambicioso plan de movilidad autónoma con el despliegue inicial de los robotaxis Tesla en Austin, Texas. El ensayo comienza con solo 10 a 12 vehículos operando en zonas limitadas de la ciudad, en un momento crítico para la compañía: marcada por caídas en ventas, pérdida de participación de mercado, boicots derivados de la imagen pública de Musk y un retroceso bursátil que ha inquietado a los inversionistas.
Sin embargo, el debut no ha estado libre de problemas. Videos publicados por Rob Maurer muestran a uno de los robotaxis cometiendo al menos dos infracciones de tráfico: primero al utilizar un carril exclusivo para girar a la izquierda y luego al continuar recto por la intersección, cruzando una línea amarilla doble. Las imágenes rápidamente se viralizaron y encendieron las alarmas en la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), que confirmó estar en contacto con Tesla para investigar el incidente.
Este nuevo episodio complica aún más el panorama del sistema Full Self-Driving (FSD) supervisado, que ya se encuentra bajo investigación federal por su historial de accidentes y posibles riesgos de seguridad. La respuesta del mercado fue inmediata: las acciones de Tesla cayeron un 2% durante las primeras horas de operación bursátil, reflejando la inquietud de los inversionistas frente a los retos técnicos y regulatorios que enfrenta la iniciativa.
El piloto de robotaxi Tesla Austin: ¿primer paso o cortina de humo?
Desde 2019, Musk ha repetido una y otra vez que tendría una flota de robotaxi Tesla en las calles “el próximo año”. Cinco años después, ese próximo año ha llegado con un despliegue modesto en Austin. Se trata de una prueba limitada, con una docena de vehículos operando en zonas restringidas. No obstante, Musk asegura que el sistema escalará rápidamente y que para 2026 podrían estar en circulación cientos de miles, incluso un millón, de unidades si el piloto resulta exitoso.
Austin fue elegida por su ecosistema tecnológico, infraestructura vial y clima regulatorio favorable. Aunque los detalles exactos de las rutas, zonas operativas y condiciones de uso no se han hecho públicos, se sabe que esta fase está diseñada como una prueba técnica más que como una experiencia abierta al público en general. La expansión dependerá del desempeño de esta fase inicial.
Robotaxi Tesla vs. Waymo: tecnologías en conflicto
El enfoque tecnológico de Tesla difiere radicalmente del de sus competidores como Waymo, subsidiaria de Alphabet (Google). Mientras Waymo utiliza una combinación de cámaras, radares y sensores LiDAR para lograr una visión redundante del entorno, Tesla ha apostado exclusivamente por un sistema basado en cámaras y visión computacional, prescindiendo de sensores láser y radar.
Esto ha permitido a Tesla reducir costos de producción y acelerar el desarrollo, pero ha generado dudas sobre la seguridad y precisión de su sistema. Waymo, por su parte, ya opera servicios comerciales de robotaxis sin conductor en ciudades como Phoenix, San Francisco y Los Ángeles, y recientemente celebró su décimo millón de viajes pagados.
Comparativamente, robotaxi Tesla sigue en fase de pruebas, con un sistema FSD (Full Self-Driving) que aún requiere supervisión humana y ha estado involucrado en múltiples incidentes que motivaron investigaciones por parte de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) y del Departamento de Justicia estadounidense.
FSD: capacidades, controversias y problemas legales
El sistema Full Self-Driving de Tesla no es verdaderamente autónomo. Requiere que el conductor mantenga las manos en el volante y esté preparado para intervenir. Esta contradicción entre marketing y realidad ha llevado a múltiples demandas colectivas, investigaciones gubernamentales e incluso sanciones. Uno de los casos más notorios ocurrió cuando la NHTSA abrió una investigación tras varios accidentes fatales presuntamente relacionados con el uso del sistema.
A pesar de estos desafíos, Musk asegura que los robotaxi Tesla de Austin funcionarán con una versión mejorada del FSD, más segura y confiable. No obstante, aún no está claro si esta nueva versión ha sido certificada por organismos regulatorios o si se encuentra en fase experimental.
Promesas incumplidas y escepticismo en Wall Street
El historial de Musk está marcado por anuncios grandilocuentes que tardan en cumplirse —si es que llegan a cumplirse. En 2018, aseguró tener “fondos asegurados” para privatizar Tesla, lo cual resultó ser falso según la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), que lo sancionó con una multa millonaria. Más recientemente, en mayo de 2024, declaró a CNBC que Tesla vivía un “repunte de demanda”. Una semana después, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles reportó una caída del 50% en ventas.
Este patrón ha erosionado la confianza de algunos inversionistas. Garrett Nelson, analista de CFRA, duda de que Tesla pueda escalar rápidamente el proyecto. “Estamos hablando de una docena de vehículos inicialmente. Es una escala muy pequeña.” Por su parte, Seth Goldstein de Morningstar señala: “No creo que se convierta en un servicio disponible al público general antes de 2028”.
Contexto de crisis: caída en ventas, boicots y competencia feroz
Tesla enfrenta una tormenta perfecta: una combinación de boicots organizados por las posturas políticas de Musk, un mercado saturado de competidores con modelos eléctricos más accesibles y una pérdida de $150 mil millones en capital bursátil tras su enfrentamiento verbal con el presidente de EE.UU. en redes sociales.
Aunque las acciones han recuperado algo de terreno, la empresa ya no goza de la misma inmunidad a las fluctuaciones del mercado. Rivales como BYD, Ford y Hyundai están ganando participación en un segmento cada vez más disputado. Además, el crecimiento de startups como Rivian o Lucid Motors, y el avance de compañías tecnológicas como Amazon en el terreno de la conducción autónoma, plantean un escenario mucho más competitivo que hace cinco años.
¿Robotaxi Tesla como nuevo modelo de negocio?
Musk ha planteado una visión donde los propietarios de Tesla puedan integrar sus vehículos a la red de robotaxis mediante una actualización remota del software. La idea es que mientras estás en la oficina, tu auto autónomo puede estar generando ingresos, similar al modelo de Airbnb. Aunque el concepto es atractivo, los analistas advierten que falta infraestructura, regulación y tiempo para que sea viable a gran escala.
Dan Ives, analista de Wedbush, cree que esta vez Musk podría lograrlo debido a la capacidad de Tesla para escalar producción. Sin embargo, aclara que no bastará con la tecnología: será crucial que Tesla convenza a autoridades locales, estatales y federales de la viabilidad y seguridad del servicio.
¿El futuro llega esta vez con los robotaxi Tesla?
El lanzamiento del piloto de robotaxi de Tesla en Austin podría marcar un punto de inflexión para la compañía. Si logra demostrar seguridad, eficiencia y escalabilidad, Tesla podría recuperar terreno y credibilidad en un mercado cada vez más escéptico y saturado. Pero si la prueba resulta en otro episodio de promesas no cumplidas, la paciencia del mercado podría agotarse.
Por ahora, la industria observa con atención. Austin es solo el comienzo, pero el camino hacia una flota de un millón de robotaxis aún es largo, y los obstáculos —tecnológicos, legales y de credibilidad— son muchos.