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Hablemos sobre el greenwashing en el turismo y sus lamentables consecuencias, pero antes, repasemos su significado y orígenes.
El término se lo debemos al ambientalista Jay Westerveld cuándo en 1980 calificó como «greenwashing» a algo que los hoteles hacen hasta la fecha. En aquel entonces notó que ciertos hoteles solían promover la reutilización de toallas como una práctica amigable con el medio ambiente cuando, en realidad, solo era una medida para ahorrar costos. Este suceso provocó una seria conversación sobre el efecto del marketing engañoso y las implicaciones del greenwashing en los usuarios y por consecuencia, en el medio ambiente.
Rechazar el greenwashing es cuidar al consumidor y al medio ambiente
El greenwashing no es sólo una mentirilla piadosa, es un engaño fabricado de forma consciente para obtener la preferencia de los consumidores pero eso sólo es el principio. Al ganar popularidad termina causando todo lo contrario a lo que debería hacer y daña al medio ambiente de forma consciente.
El buen marketing no se siente por ello, los usuarios podrían tener elecciones erróneas influenciados por empresas y destinos que afirman ser sostenibles cuando en realidad no lo son. Incluso hay usuarios que están dispuestos a pagar un extra por asegurar que sus acciones tienen el mínimo impacto en el medioambiente ¿a dónde va esa inversión?
Como usuario puedes prevenir ser víctima de greenwashing con estos tips
En México tenemos una frase que dice “del dicho al hecho hay un gran trecho” y esa debería ser lo que dicte nuestra intención de favorecer a una empresa turística con nuestra preferencia. Sin embargo, en este punto debemos resaltar que es una gran responsabilidad para los usuarios el investigar y verificar los dichos de un negocio, pero es la mejor manera de descubrir la coherencia que hay detrás de.
Lee las reseñas, estas han demostrado ser fuentes confiables de información en todo tipo de negocios. Usuarios anteriores las redactaron y están destinadas a ayudar a otros a tomar mejores decisiones. La mayoría de las reseñas son independientes y las empresas a menudo no pueden manipularlas cuando están en las fichas de Google My Business y/o Facebook. Claro, hay excepciones y son muy evidentes.
Esto podría ser difícil de averiguar en caso de que la empresa no tenga una gestión adecuada de Relaciones Públicas o comunicación, pero puedes investigar si hacen inversiones en la comunidad local o en el medio ambiente, o simplemente siguen construyendo. Por otro lado, el cómo tratan a sus empleados habla mucho sobre una empresa y su congruencia ¿pagan salarios justos al personal local y benefician a la comunidad al tener un hotel/negocio allí?
Señales de un posible greenwashing
Estas características forman parte de lo que se puede considerar greenwashing, sin embargo, no significa que absolutamente todos los negocios turísticos que afirman una o más de las siguientes acciones, lo sean. Como consumidores debemos tener en cuenta que detrás de las empresas también hay gente que actúa con falta de conocimiento, por ello la investigación y la decisión siempre son nuestra responsabilidad.
Una de las formas más comunes de greenwashing en el turismo es cuando los centros de hospedaje afirman ser «eco-amigables» o «sostenibles» pero participan en prácticas ambientalmente destructivas. Pueden tener una estética natural que da la impresión de ser eco-conscientes, pero detrás de escena, están lejos de serlo.
Hablemos de algo simple: hoteles con piscinas en destinos con escasez de agua. Holbox es un destino con este problema desde el 2017. Mientras una piscina de color turquesa puede dar una vibra eco, contribuye a la escasez de agua en la comunidad local y lo triste es que el mismo viajero exige ese servicio cuando en ese paraiso no necesitas nada más que el mar.
Santuarios de animales que priorizan el entretenimiento sobre el bienestar
Las experiencias con animales son un tema de debate. Por desgracia no todas son éticas o contribuyen a la conservación de la vida silvestre. Los santuarios legítimos o eco-tours no permiten la interacción directa con la vida silvestre, como acariciar o alimentar, ya que su enfoque principal es el bienestar de los animales, no el entretenimiento humano. En efecto, montar y bañar elefantes así cómo nadar con delfines se considera un comportamiento no ético.
Experiencias culturales manufacturadas o explotativas que afirman ser auténticas
Esto sucede en el Caribe Mexicano todo el tiempo. Los turistas buscan tener una experiencia inmersiva con la cultura y costumbres tradicionales de la zona, pero por lo general estas experiencias están comercializadas y adaptadas para ajustarse a las expectativas turísticas. Al final las experiencias culturales «auténticas» son solo una fachada para el entretenimiento.
Los turistas sienten que están inmersos en un ambiente auténtico cuando, en realidad, están experimentando una representación comercializada e inexacta de la expresión cultural, hecha para atraer la atención y ganar popularidad.
El greenwashing es un tema serio, sin embargo, el erradicarlo también está en nuestras manos como consumidor.