El turismo internacional hacia Estados Unidos está enfrentando una caída significativa en 2025. Esta tendencia es resultado de una combinación de factores estructurales y coyunturales. Las políticas migratorias restrictivas, las tensiones diplomáticas con aliados tradicionales y una percepción negativa creciente del país han disuadido a millones de viajeros potenciales, especialmente en Europa y Canadá.
La percepción global del destino “Estados Unidos” ha sufrido un deterioro. Casos como la cancelación de viajes tras la conducta del expresidente Trump hacia el mandatario ucraniano Volodymyr Zelenskyy, han tenido un impacto directo en decisiones personales de turistas europeos. Estas experiencias individuales, sumadas a noticias de arrestos de turistas en la frontera, generan un ambiente de desconfianza y reticencia.
Además, los crecientes conflictos geopolíticos, incluyendo la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales con la Unión Europea, han provocado un retraimiento generalizado del turismo hacia EE.UU. Esto se manifiesta en la reducción de reservas anticipadas y un desvío de la demanda hacia destinos percibidos como más estables y acogedores.
Las políticas de la actual administración, que incluyen aranceles a socios históricos como Canadá y la Unión Europea, junto con una retórica nacionalista, generan rechazo.
En Canadá, país que lideró el volumen de visitantes a EE.UU. en 2024, disminuyó las reservas turísticas un 40% en marzo. Empresas como Flight Centre Travel Group y Air Canada han reducido su oferta hacia destinos estadounidenses, como Florida y Arizona, por falta de demanda. Las declaraciones de Trump sugiriendo que Canadá se convierta en el «51º estado» solo agravaron el sentimiento negativo entre los ciudadanos canadienses.
Países como Alemania, el Reino Unido y Francia muestran claras señales de enfriamiento del interés por EE.UU. como destino.
Los datos no dejan lugar a dudas. El turismo internacional hacia EE.UU. cayó un 11.6% en marzo de 2025, según cifras preliminares del National Travel and Tourism Office. En total, EE.UU. recibió 7.1 millones de visitantes internacionales entre enero y marzo, una disminución del 3.3% respecto al mismo periodo del año anterior.
Estos son algunos de los países que muestran caídas:
Por regiones, Europa Occidental encabeza las pérdidas, mientras que Asia muestra un descenso más leve del 3.4%, y Europa del Este incluso registra un ligero aumento del 1.5%.
Un análisis de la plataforma de inteligencia turística Mabrian sobre millones de búsquedas de vuelos en Europa reveló una tendencia preocupante: la intención de viaje desde los 27 países de la UE hacia EE.UU. cayó 0.4% en el primer trimestre. Alemania e Italia reportaron una caída de casi un punto porcentual en la intención de viajar, reflejo de la incertidumbre y la percepción negativa del entorno político estadounidense.
Sin embargo, el Reino Unido mostró una leve recuperación en marzo. Las reservas aumentaron un 1.6%, tras un descenso en febrero. Esta señal mixta sugiere que, si bien hay mercados con potencial de recuperación, el panorama general sigue siendo incierto y frágil.
La advertencia de Virgin Atlantic sobre una demanda decreciente refuerza el diagnóstico: la imagen del destino EE.UU. se está debilitando entre los europeos.
A finales de 2024, los pronósticos apuntaban a un año récord. Se esperaba que las visitas internacionales aumentaran un 6.5% y alcanzaran los 77.1 millones. Sin embargo, la realidad de los primeros tres meses ha obligado a revisar las expectativas con una proyección menos optimista.
La consultora Tourism Economics ahora proyecta una caída anual del 9.4% en las llegadas internacionales. Peor aún: sugiere que EE.UU. no recuperará sus niveles prepandemia hasta 2029. Esto representa una pérdida prolongada de competitividad frente a otros destinos globales que están aprovechando la coyuntura para posicionarse mejor.
Carlos Cendra, de Mabrian, resume el dilema: “Los cambios bruscos en las políticas o la percepción de barreras adicionales afectan de inmediato la intención de viaje”. La estabilidad, la apertura y la imagen amigable son claves en la decisión del turista moderno.
El descenso del turismo hacia Estados Unidos en 2025 es un fenómeno con múltiples causas, pero con una raíz evidente en la percepción negativa provocada por decisiones políticas y mensajes contradictorios hacia el exterior. Las cifras reflejan no solo una baja también un posible cambio estructural en las preferencias del viajero internacional.
Para revertir esta tendencia, se necesita una estrategia integral que combine diplomacia turística, inversión en tecnología, inteligencia de datos y campañas orientadas a recuperar la confianza perdida. De no hacerlo, el país corre el riesgo de perder competitividad en un mercado global cada vez más sensible a factores políticos y sociales.
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